lunes, abril 18, 2005

Características generales y directrices fundamentales

La suavidad

El Tai Chi destaca la importancia de cultivar la energía interior. Los movimientos se deben realizar en una secuencia suave, lenta y continua, y nunca se debe utilizar la fuerza bruta. En realidad, el tremendo poder del Tai Chi deriva de la aparente suavidad de sus movimientos. Esta suavidad externa, no obstante, oculta una dureza interna. Se trata de una fuerza flexible y no de una fuerza en tensión. Es "el acero envuelto en algodón".
El alineamiento correcto del cuerpoEn la práctica del TaiChi es esencial alinear correctamente el cuerpo. La cabeza debe estar erguida y el cuello relajado. Imagine que su cabeza está suspendida por un alambre desde la coronilla. Mantenga el cuerpo centrado y erguido, el pecho curvado y la espalda redondeada. La cintura y las caderas deben estar relajadas. Deje caer los hombros y baje los codos para relajar las articulaciones de los hombros. Regule la estructura de su cuerpo para percibir la fuerza descendente de la gravedad a través del peso corporal.

La integridad y la armonía

Existen nueves articulaciones principales: la cintura, las caderas, la columna, los hombros, el cuello, los codos, las muñecas, las rodillas y los tobillos. Intégrelas en un solo movimiento. Coordine las partes superior e inferior del cuerpo, y también la mente. Cuando una parte del cuerpo se mueve, todas las demás también lo hace.La cintura siempre debe desempeñar el papel dominante, pues conecta la parte superior del cuerpo con la inferior. En cuanto se mueve la cintura, el resto de las articulaciones siguen su movimiento.. Para hacer girar el cuerpo debe utilizar la cintura como pivote.

Mantener el centro de gravedad bajo

Asiente sus pies en el suelo hasta conseguir una postura firme y sólida. Flexione ligeramente las rodillas y afloje la cintura y las caderas. Mantenga el centro de gravedad bajo con el fin de relajar la parte superior del cuerpo. Es preciso aflojar el cuello, la columna, los hombres y los codos para que la energía interior pueda fluir, libre de obstáculos. Al hacerlo se eliminan el estrés y la tensión, que se descangan hacia la tierra a través de los pies. Cuando dé un paso, cambie gradualmente el peso del cuerpo de una pierna a la otra. Permanezca siempre atento al centro de gravedad y, en vez de hacer movimientos bruscos, déjelos fluir.